15. VERDAD Y DEFINICION

            Nada se puede añadir al mensaje de Cristo. Pero sí se puede alcanzar mas luz en su estudio, contribuyendo a que crezca - como debe - la comprensión humana de este mensaje. Muchos factores cuentan en este proceso: la piadosa meditación, la especulación teologica, el logico enfrentamiento y las controversias entre puntos de vista contrastantes. Dentro del proceso, sin embargo, la responsabilidad y la competencia definitivas para poder explicar y definir la doctrina revelada, corresponde al Magisterio.

            Acabamos de escribir una frase que posiblemente resultara irritante para ciertas personas: "definir doctrina", sin duda alegarán; "¿se puede hablar en serio de la definición doctrinal? ¿No se trata de un concepto preconciliar que la Iglesia ya ha practicamente abandonado?"

            No; no me parece que la Iglesia haya dejado de lado la convicción de que la doctrina está necesitada de definición, ni tampoco la convicción de ser ella la que tiene la responsabilidad de hacer las definiciones oportunas. Pero la "definición de doctrina" es sin duda un tema que, a algunas personas, les parece duro y que creen no poder soportar. Sin embargo, es parte imprescindible de un regimen católico. Vamos a ver si la reflexión nos ayuda a entender correctamente la cuestión. En primer término, es preciso corregir dos opiniones, no por erroneas menos comunes: a) una definición dogmatica tiene un cierto caracter restrictivo y negativo; b) si una doctrina no ha sido dogmaticamente definida, se es "libre" para disentir, incluso hasta el punto de contradecirla radicalmente.

Un ejemplo

            Utilicemos un sencillo ejemplo. Supongamos que asistimos, en la casa de algun amigo, a una proyección de diapositivas. Aparece en la pantalla una escena - de un grupo familiar reunido en un jardin - , pero no se ve bien: las imagenes resultan borrosas. Como nadie se contenta con una imagen borrosa, al menos si hay esperanzas de poder lograr una mas nitida, alguien entre los asistentes pide: " foco, por favor!". El operador ajusta la lente, y... ahi está: una imagen clara, nitida, bien definida.

            Eso es lo que hace la definición de la doctrina: da nitidez y claridad a una imagen - a una idea o una verdad - de modo que sea mas facil mirarla, captando todos sus detalles.

            Una definición, por tanto, no es algo que restringe; al contrario, clarifica. Es esa la razon por la que hay que ver en ella un servicio. No limita la libertad mental, ni la vison ni la comprension; las facilita. Lo que limita es la borrosidad; lo que reduce es la distorsión de las imagenes; lo que elimina es la confusión de figuras y la incertidumbre acerca de margenes y confines... Y precisamente todo esto es necesario si se ha de gozar de la libertad de contemplar una imagen clara.

            De la misma manera a como una imagen borrosa o desvaida limita nuestra libertad visual, una idea borrosa o desvaida reduce nuestra libertad mental. La inteligencia humana quiere ver los conceptos claramente; si no, ve disminuido el campo de su libertad.

            En aquella sesión de diapositivas, los asistentes no estaban satisfechos. Los objetos estaban deficientemente perfilados: algunas personas resultaban dificiles de identificar (ese pequeño, ¿es niño o niña?), la relación entre objetos, areas y colores no era nitida. Asi no se ve bien.

            Lo mismo puede señalarse cuando lo que contemplamos no es una diapositiva sino un punto de doctrina cristiana. Si no se logra reconocer su precisa significación, si la relación entre ideas y realidades no es clara..., asi no se comprende bien. Una imagen mental confusa es tan poco satisfactoria como una imagen visual confusa.

            La doctrina de la Encarnación puede servirnos de ejemplo. Punto central de la fe cristiana es que Jesucristo es Dios y Hombre. Sin embargo, ciertas proyecciones de esta doctrina difuminan el verdadero sentido de los términos en los que se expresa, o deforman tanto la relación entre estos términos, que presentan una imagen vaga y apenas inteligible, o incluso una que es capaz de dar una idea completamente falsa de la Encarnación.

            Si se presenta la doctrina de tal manera que se sugiere que Cristo es solamente Dios y que su Humanidad no es mas que una apariencia..., o que es solamente un Hombre que goza de una particular relación con Dios..., o que posee una sola naturaleza, o que hay en El dos personas...: todo esto, que se basa en un fallo al enfocar o alguna parte del cuadro o la relación entre las partes, de hecho proporciona una comprensión falsa de la doctrina.

            Si sucede esto (pasó en los primeros tres o cuatro siglos; y vuelve a ocurrir hoy), el publico cristiano protesta - "!foco!" - , y el "operador" - el Magisterio - presta el servicio que se le solicita. Entonces, una vez mas, se logra una imagen inteligible de clara definicion: Jesucristo es verdadero Dios; realmente posee la naturaleza divina. Es verdadero Hombre; realmente posee la naturaleza humana. Y las dos naturalezas se unen en una sola Persona Divina.

            Otro ejemplo: la Sagrada Eucaristia. Entender la Eucaristia sencillamente como el Cuerpo de Cristo puede resultar una comprensión borrosa, si no se tiene una idea clara de la relación entre el pan y el Cuerpo, si no se clarifica la aparente coincidencia de las dos realidades, si no se aclara donde el pan "termina" y donde el Cuerpo "comienza".

            Si la manera de proyectar la doctrina de la Eucaristia sugiere que el pan sigue siendo pan, y que sencillamente adquiere una nueva significación o finalidad, entonces la presentación falsifica la doctrina católica; y sucede igualmente si se sugiere que el Cuerpo está de alguna manera presente en el pan durante la celebración eucaristica pero que, despues de la celebración, el Cuerpo "se va" y solo el pan queda. Tales proyecciones erroneas han ocurrido en el pasado, y vuelven a ocurrir hoy.

            Un poco de definición clarifica el cuadro, deciamos. El pan "termina" y el Cuerpo "comienza" en la Consagración. Lo que habia antes de la Consagración parecia pan y lo era. Lo que hay despues de la Consagración parece pan, pero no lo es. Las apariencias de pan permanecen, pero la realidad subyacente - lo que está alli - ha cambiado totalmente: es Jesucristo. Y El se queda alli, incluso despues de la celebración eucaristica. mientras permanecen las apariencias - los "accidentes" - de pan. Ahi tenemos una proyección clara del misterio de la Eucaristia.

            La comparación de la diapositiva puede ayudar aun a ilustrar otros aspectos que son importantes para nuestro tema.

            El operador no crea la imagen que proyecta; ya existia. La misión del operador es sencillamente proyectarla para que el publico la pueda ver. Cuando ajusta el foco, no inventa la escena ni la cambia. No hace mas que facilitar la visión de algo - un cuadro, una foto - que el artista o el fotografo habia creado tiempo atras. El operador no está encargado ni de originar ni de variar nada, sino sencillamente de proyectar con la maxima claridad y definición posibles. 

            Es similar el papel propio del Magisterio con relación a la Revelación. El Magisterio no origina la Revelación, ni se inmiscuye en ella. Está a servicio de la Revelación y al servicio de los que quieren contemplarla. Proyecta la Revelación para que cada generación la pueda ver; y la define, en sus aspectos particulares, para que todos los ojos la puedan ver con claridad. Salvaguardar la claridad y la definición es la función del Magisterio. El Magisterio no tiene ningún poder para cambiar el cuadro de la Revelación, transformandolo en otro. El cuadro se "hizo", y fue entregado a la Iglesia hace 2000 años, para que lo ofreciera a la vista de la humanidad. Y se trata del mismo cuadro hasta el fin de los tiempos.

Mi libertad con relación al cuadro

            Lo que hemos dicho nos puede ser de ayuda para detectar la comprensión deficiente que se encuentra en la base de un punto que mencionamos mas arriba: la sugerencia de que si alguna enseñanza de la Iglesia no ha sido todavia definitiva o formalmente definida, no "obligaria"; se seria "libre" de mantener puntos de vista que la contradijeran radicalmente aun cuando se tratase incluso de algo que la Iglesia hubiera aceptado y propuesto como doctrina cristiana durante siglos.

            No cabe duda que esta actitud es poco católica, entre otros motivos porque reduce la fe con criterios minimalistas y legalistas. De todas formas, se ve mejor lo insostenible que es si se parte de una base eclesiologica.

            Si la Iglesia - la Iglesia de todos los tiempos - posee la Mente de Cristo, entonces su enseñanza refleja esa Mente. Y Cristo no cambia de Mente. La Mente de Cristo no es enigmatica (aunque esté llena de misterios). No es ambigua ni dubitativa. No fluctua a lo largo de los siglos, negando antiguas verdades o introduciendo nuevas: no se contradice.

            Es por eso por lo que podemos tener una certidumbre relativa, pero real en nuestra comprensión, también de las areas "no-definidas" de la Mente de Cristo. Incluso, seria preferible hablar de areas "menos" definidas" que de "no" definidas, porque la proyección de estas areas tiene suficiente claridad para poder estar seguros sobre su contenido sustancial - seguros de lo que este contenido es y de lo que no es ni puede ser - , aun cuando esas areas sean susceptibles de una ulterior definición o clarificación. Tal clarificación sera necesariamente una confirmación de lo que ya es visible. Nos enseñara lo que ahora vemos, pero nos lo enseñara con mayor riqueza de detalles. El cuadro que ya se ve no se resolvera ni puede resolverse en un cuadro totalmente inesperado; y mucho menos en un cuadro contradictorio. Se resolvera en el mismo cuadro, pero visto mas claramente.

            El hecho de que una imagen proyectada en una diapositiva no esté perfectamente enfocada, ni se vea cada detalle concreto con la precisión mas absoluta, no me permite a mi, en cuanto espectador, manipularla y convertirla en lo que quiera. No soy - ni deberia querer ser - "libre" para negar que la escena es de un grupo reunido en un jardin, afirmando que a la larga posiblemente resultara ser un ejercito en pleno campo de batalla. Quizas no logro ver todos los detalles con absoluta precisión, pero observo los grandes rasgos con la suficiente claridad para estar seguro de lo que estos detalles, bien enfocados, podrian representar y lo que de ninguna manera pueden ocultar. No se me pasa por la mente sugerir que ese vestido de un mal definido azul, puede al final resultar ser un vestido de un bien definido rojo. Es verdad que la imagen de esas dos figuras que se están dando la mano carece de nitidez; pero tengo la absoluta certeza de que, por cuanto se mejore el enfoque, no se convertirán en dos pugilistas en un ring. Con la misma seguridad sé que una mayor nitidez en la proyección no hará que esa figura un tanto borrosa en el centro del grupo desaparezca inesperadamente de la escena.

            Y, sin embargo, poder ver e interpretar el cuadro de la doctrina cristiana "como se quiera" es precisamente lo que parecen pretender actualmente ciertos teólogos. Reconocen, por ejemplo, que, hasta hace poco años, la conciencia cristiana (y, en esto, los protestantes opinaban como los católicos) consideraba la contracepción como gravemente ilicita. Pero mantienen que, como nunca ha habido una definición formal sobre el tema por parte de la Iglesia, existe plena "libertad" para rechazar lo que antes se creia. En la ausencia de una definición formal, se seria libre para mantener que el mensaje que Cristo nos proyecta es precisamente el opuesto: que la "auténtica" verdad tocante la contracepción es que a El le agrada.

            "Como no ha habido ninguna definicion"...? Ahi está el fallo esencial en su argumento. "Nunca se ha definido la doctrina de la Iglesia sobre la contracepcion"...? No es verdad, en absoluto. Esta doctrina ha sido proyectada a los fieles en términos claramente - si no solemnemente - definidos durante siglos. Antes de 1960, el Magisterio, los teólogos y los cristianos corrientes estaban en total acuerdo sobre como habia de entenderse el mensaje que emanaba de Cristo en este punto. Se trataba de una parte del cuadro dibujado en un nitido blanco y negro. Nadie lo ponia en duda: se pueden cometer pecados contra el sexto Mandamiento dentro del matrimonio; uno de estos pecados es la contracepción, y es gravemente ilicito [1].

            Es importante considerar que "definicion" implica no solo un acto magisterial o juridico sino también, y de manera especial, el modo como una doctrina se proyecta y se ve. Por eso - como también se puede deducir de la analogia de las diapositivas - se dan grados de definición. Una definición solemne es el ultimo y definitivo grado; y solo es posible porque la verdad de la que se trata se ha visto antes, con un perfil claramente definido. Pueden darse, por tanto, definiciones claras, aunque no sean solemnes. No hace falta que vengan formuladas con toda la precisión de un solemne documento infalible para que su contenido y significado sean inequivocos e inmutables.

            A una doctrina enseñada por el Magisterio ordinario no-solemne, le puede faltar una definición ultima y completa, pero no por eso queda tan borrosa que sus rasgos principales no se pueden reconocer. Al contrario, son precisamente esos rasgos principales los que son inconfundibles, quedandose cualquier posible ajuste o precisación para los detalles mas delicados. Incluso entonces, el proceso de una ulterior definición no hara mas que subrayar la armonia entre estos detalles y el conjunto cuyo perfil ya no se podia confundir.

            ¿Debemos por tanto concluir que la doctrina de la Iglesia sobre la contracepción es infalible? Ya que "infalible" en este contexto significa doctrina que es inmune de error y por tanto ciertamente verdadera - siendo Cristo garantía de su verdad - no veo cómo una mente católica puede evitar la conclusión de que la doctrina tradicional sobre la contracepción goza de una garantía divina de verdad: en virtud no tanto de la infalibilidad papal [2] como de la infalibilidad de la Iglesia entera: del Magisterio ordinario y universal, y también del "sensus fidelium" durante tantos siglos.

            El mismo Vaticano II afirma explicitamente que la enseñanza del Magisterio sobre la regulación de los nacimientos ha de seguirse (GS 51). El disenso ocurrido en el postconcilio, protagonizado por algunos teólogos, no dice nada ni contra la Tradación ni contra el Magisterio. Son esos teologos quienes han de demostrar que no se han separado de la Mente de Cristo, y que la contracepción - habiendo sido pecado ayer - puede llegar a ser "virtud" hoy, sin que esto implique que Cristo ha fracasado en sus promesas de proteger a su Iglesia y por tanto que ha engañado a sus discipulos y posee una Mente confusa y contradictoria.

            La comprensión católica nunca ha sido que solamente en el area del dogma definido es donde el asentimiento de la fe se hace obligatorio mientras que, tratandose de las enseñanzas del Magisterio ordinario, se estaria en un area de opinión espontanea, donde cada uno es libre de pensar como quiere. Las dos areas representan el area de la verdad. Las dos están dentro de la Mente de Cristo (La Lumen Gentium n. 25 enseña que tanto el Magisterio ordinario universal como el Magisterio solemne son infalibles).

            Solo una eclesiologia defectuosa en su raiz puede llevar a la reivindicación del "derecho" de aceptar lo que se quiera de una doctrina, prescindiendo de como nos haya llegado por la tradición. Esa misma eclesiologia, en un segundo paso, querrá muy probablemente interpretar una doctrina con absoluta libertad aun cuando haya sido de hecho definida con un acto magisterial solemne. No faltan ya los teólogos contemporaneos que han dado este paso. En nombre del progreso de la investigación teologica, sugieren que ha llegado el momento de volver a contemplar el entero cuadro de la la enseñanza cristiana de tal modo que lo que antes se veia como negro ahora se pueda ver como blanco, lo que antes parecia cuadrado ahora se puede dar por redondo, lo que antes era presente se pueda ahora declarar ausente o al menos proponer que se suprima.

            Las innovaciones se proponen principalmente, como hemos visto, en el campo de la moral: la contracepción, el divorcio o el aborto, aunque anteriormente presentados como inaceptables para la conciencia cristiana, se pueden ver ahora como perfectamente admisibles. Sugerencias paralelas abundan en el campo del dogma, con relación a las doctrinas mas fundmentales de la fe: el Nacimiento Virginal de Cristo, su Resurrección Corporal, o su Presencia Real en la Eucaristia, aunque comunicadas de generación a generación de católicos, que han contemplado y comprendido estas doctrinas segun el sentido propio sugerido por las mismas palabras en las que vienen formuladas, ahora - "dado el mayor grado de entendimiento al cual nos llevan los modernos metodos de investigacion" - resulta que no poseen tal sentido, sino que son meras figuras, con un sentido distinto, que de hecho queda vaciado de cualquier contenido objetivo y de cualquier tipo de valor trascendental.

Primeros planos

            En la inspección de los detalles de un cuadro se corre el riesgo de perder de vista el cuadro entero. Si se presta excesiva atención a una palabra o a una frase de un mensaje puede terminarse por olvidar el conjunto del mensaje.

            Los metodos critico-historicos de investigación biblica sirven para un analisis desde cerca. Son como una lente de aumento: al dar una visión aumentada del texto muchas veces desfiguran el contexto [3]. En todo caso será obvio que una lente de aumento no es el mejor instrumento para contemplar toda la belleza y la significación de un cuadro.

            No es hacer critica negativa del teólogo afirmar que si debe procurar examinar su tema desde muy cerca es porque padece de miopia. Todos somos miopes con relación a la Revelación. Un examen amplificado de los detalles ha de ser una ayuda no para ver esos detalles aisladamente, sino para que, al verlos mejor, se incremente nuestra visión del conjunto del cuadro. Y la mejor amplificación de cualquier detalle corresponde a la Tradición.

            Sin embargo, algun teólogo contemporaneo puede ser criticado no tanto por miope como por ser estrecho de visión. La estrechez de miras, con relación a la Revelación es algo que ningún cristiano puede permitirse. Nuestra perspectiva ha de ser lo suficientemente amplia como para abarcar todo el conjunto del cuadro.

            El deseo de alcanzar una visión aumentada, desde cerca, no ha de hacernos perder el conjunto. Por desgracia, es lo que les sucede a algunos teologos: "saber cada vez mas de menos cosas". El esfuerzo por centrar su mente sobre un area tan concreta - sobre un aspecto necesariamente particular de la doctrina cristiana - acaba por hacerles olvidar la necesaria perspectiva. Lo peor es que su visión encogida y estrecha llega entonces a ser normativa para ellos. Consideran que lo que cae fuera de su alcance - la Tradición, el Magisterio, el sensus fidei - carece de interes. Juzgan el conjunto del cuadro por su visión de una parte; de hecho lo que ven ya no es el Cuadro.

            El que se dedica a un examen detallado de una obra de arte puede llegar a enfrascarse tanto en su labor que parece no tener ni tiempo ni espacio para distanciarse un poco y recuperar una perspectiva mas amplia. El teólogo que se encuentra en tal situación necesita de la humildad para referirse constantemente a esa visión panoramica que ofrecen los siglos (la Tradición, el sensus fidei), o que da el Espiritu Santo a traves del Magisterio.

            Los instrumentos humanos del teólogo - los sistemas filosoficos, la exegesis biblica, etc. - son utiles con tal de que se empleen como instrumentos y para hacer teologia. La teologia deja de serlo si quiere someter su validez a unas normas propias tan solo para comprobar la eficacia del instrumento. Las normas de validez para la teologia son la Fe, la Revelación (el cuadro en su totalidad ya claramente presente y visible) y el Magisterio. Quien pone el instrumento de trabajo como norma se incapacita para ver el cuadro; verá en cambio una figura, producto cada vez mas de su imaginación, que varia segun las modificaciones de ésta, pero que ha dejado de tener cualquier contenido objetivo.

            El creyente que ve todo el panorama de la Revelación, aun sin analizarlo con total profundidad, hace mejor teologia que el teólogo de miras estrechas que observa solo aspectos del mensaje cristiano sacados fuera del contexto de la entera Revelación. El cuadro de la Revelación es claro para los ojos de la fe; no lo es para los ojos de la sola inteligencia humana.

Pluralismo

            La imagen de las diapositivas puede sugerirnos alguna consideración mas. Por ejemplo, podemos afirmar que el cuadro de la Revelación es "tridimensional". Destaca como lo que es: algo real lleno de vida y de movimiento. Por consiguiente, distintos espectadores lo pueden ver desde una variedad de angulos. Un hombre es un hombre tanto si se contempla desde detras como desde delante. Segun el angulo, presenta un aspecto distinto; pero siempre se ve como un hombre. Si no se ve como hombre, entonces no es el angulo de visión que tiene la culpa, sino el ojo del espectador: su visión es defectuosa.

            Esto nos puede servir para ilustrar la realidad y los límites del pluralismo teologico: el hecho de que se puedan ofrecer distintas explicaciones teologicas de las mismas doctrinas de la fe. El pluralismo en la teologia coresponde a esta "tridimensionalidad" de la verdad. Diferentes modos de contemplar una doctrina son legitimos con tal de que sea el angulo de visión lo que cambia, mientras que el objeto contemplado - la doctrina - permanece intangible.

            La Eucaristia - vista en una comprensión católica, como el verdadero Cuerpo de Cristo - puede ser contemplada desde una variedad de angulos: como Sacrificio, como Banquete, como Presencia, etc. Pero es siempre la misma Eucaristia que, desde distintas perspectivas, se contempla. Ahora bien, si una persona afirma: "Yo no veo alli el Cuerpo de Cristo: su Cuerpo verdadero...", esto no representa una perspectiva mas dentro de un pluralismo. No se contempla el mismo objeto desde otro angulo, se ve otro objeto. Eso ya no es el pluralismo de razonar diferentemente dentro de la misma Fe. Es razonar fuera de la Fe.

            En el pluralismo teologico se contempla la Revelación como lo que es, desde angulos distintos. Cuando se empieza a ver la Revelación como lo que no es, esto ya no es pluralismo: es hacer violencia a la Mente de Cristo, en un intento de quitar lo que le es propio, o añadir algo que no tiene lugar alli. Y en tal caso, Cristo nos explicita su Mente por medio del Magisterio: "Tus pensamientos no son pensamientos mios. No estás viendo mi Revelación tal como es. Clarifica tu vista y tu angulo de visión. Dejame que te las clarifique. Esto es lo que quiero decir. Esta es mi Revelación. Tomala o dejala, pero no la tuerzas ni le hagas violencia".

            El pluralismo significa contraste, pero no contradicción entre los puntos de vista de los creyentes. El pluralismo implica diversidad de enfoques dentro de una misma Fe, complementariedad de visiones de la misma Verdad, comprensiones diferentes pero siempre radicalmente conectadas. Podemos y debemos gozar con este pluralismo. Es causa de alegria, porque es señal de la variedad y de la riqueza católicas (cfr. Capitulo 17).

            Siguiendo nuestra analogia, podriamos comparar el sensus fidelium con la reacción del "publico" - de los incontables publicos que han presenciado el cuadro de la Revelación a traves de los siglos. Todos los publicos han testimoniado un aprecio - una valoración critica - que viene a ser normativo para la auténtica interpretación de la "actuacion" de Cristo. Su reacción entusiasmada ante Cristo en sus Misterios - Cristo en el Pesebre, Cristo en la Cruz, Cristo Resucitado, Cristo en la Eucaristia - no ha sido nunca un mero movimiento poetico ante "mitos sugerentes" o "historias edificantes", sino una reacción de corazon y de alma ante hechos reales, que a pesar de los siglos seguian afectando sus vidas y en los que podian participar con las mas profundas consecuencias. Fue una reacción que desembocó en tantas expresiones populares de fe y de piedad: devociones familiares y publicas, autos sacramentales, imagenes...

            Pasar por alto estas reacciones populares, sin procurar valorar su fuerza y profundidad, llevaria a un empobrecimiento de la propia comprensión. En un cierto sentido, seria dejar de aprender del mismo Cristo cuando hace de Espectador. En efecto, solo Cristo puede comprender su propia Mente en toda su profundidad, solo El puede contemplarse desde todas las perspectivas. Por eso, se podria describir el desarrollo de la doctrina como aquel proceso por el que Jesucristo, en sus miembros, reflexiona sobre si Mismo, proceso que continuara hasta que el Cuerpo de Cristo alcance la comprensión cabal que la Cabeza comunica a sus miembros.

            El publico concreto de una epoca, y lo mismo cada espectador, al contemplar el cuadro entero, habra reaccionado, ante este o el otro detalle con especial entusiasmo. Puede pasar que a un publico de una generación posterior - o a mi o a ti en cuanto espectador - tal detalle no le atraiga tanto. Tratandose de detalles secundarios, somos libres para no compartir su gusto. Pero puede suceder que nos empobrezcamos. Cuanto mas se ve y se aprecia no solo el conjunto del cuadro de la Revelación sino también cada uno de sus detalles, cuanto mas se aprecia la fe y la sencilla devoción de los cristianos de todos los tiempos, tanto mas uno se enriquece, dando una respuesta mas plena a la universalidad de la Mente y del Corazon de Cristo.

            De hecho no hay nada en la historia del auténtico desarrollo de la doctrina que carezca de interes para la plena comprensión del mensaje transmitido de los Apostoles.

            Todo cristiano que contempla la Revelación, pero sobre todo el teólogo, necesita de una constante referencia al pasado, si ha de clarificar su visión, evitando todo riesgo de que sus ojos enfoquen al final otro objeto que no sea la verdad revelada. Las perspectivas de los Padres, de los Santos, de los siglos, le proporcionarán una percepción mas clara y profunda para que, sea cual sea el angulo desde donde mire, siempre contemple el mismo objeto.

            Algunos teólogos modernos dan la impresión de haber perdido la capacidad de contemplar las cosas con los ojos de los siglos y la convicción de que sus propias opiniones tienen que mantenerse dentro de esta visión armoniosa del conjunto.

            Una pregunta fundamental para el pensador cristiano es si los personales puntos de vista, los nuevos enfoques, arrancarian aplausos de los publicos del pasado. Si me parece que no, es señal que deberia estar en disposición de modificarlos. Cuanto con mas claridad los publicos del pasado vieron lo que yo no alcanzo a ver, o cuanto mas yo veo algo radicalmente diferente de como ellos lo hicieron, tanto mas es probable que mi visión sea defectuosa.

            Es dificil evitar la impresión de que bastantes teólogos modernos no piensan de esta manera; ademas, si consideran alguna vez las reacciones de los publicos del pasado, sera para desecharlas como propias de gente atrasada que no habria sabido apreciar el cuadro de la Revelación cientificamente analizado y puesto a punto segun criterios validos para el siglo veinte.

            La Revelación es obra de Dios y patrimonio del pueblo. Sin embargo algunos expertos modernos la han tomado en sus manos para cortar y remendar y volver a pintar, como si tuviesen "derechos de autor" sobre ella, como si su valor dependiera de la auténticación que ellos quieren darle.

            Su empeño pareceria caracterizarse tanto por la presunción como por la falta de percepción psicologica de sus efectos en los fieles. De hecho, ¿que reacción han provocado las teologias modernas de la secularización y de la desmitificación del Evangelio? Aplauso de grupos de estudiosos o de corrillos clericales; aburrimiento de parte del gran publico, de los cristianos corrientes. En efecto, ¿que interes puede suscitar un Cristo que no es Dios, que no ha resuscitado, que no está presente en la Eucaristia?

            La tentación para los expertos puede ser el de reducir el valor de una obra maestra al nivel de su propia capacidad de apreciarla, o de pensar que su fama se debe a ellos y no a su valor intrinseco. Pero el hecho es que Velazquez, Rafael o Rembrandt llegaron a ser tenidos por genios no primera ni principalmente porque los expertos los tuviesen por tales, sino mas bien porque evocaron una profunda respuesta en el hombre comun. Ese juicio popular y espontaneo de la belleza de sus cuadros es de hecho un indice de su valor artistico, en no pocas ocasiones mas certero que los analisis detallados de los expertos.

            Hay criticos de arte moderno que se entusiasman con la obra de algun pintor contemporaneo cuyos cuadros sin embargo provocan tedio entre personas de la calle. Cual de estos juicios tan dispares sea mas acertado siempre será una cuestión opinable.

            El auténtico experto puede indudablemente ayudar al publico a alcanzar una mas profunda comprensión de la belleza de una obra maestra; pero esa belleza le es anterior. El tiempo, mas que el juicio de ningún particular, proporciona un seguro indice de su valor.

            Es verdad que existe otra función que indudablemente exige unos conocimientos expertos: decidir si un cuadro, presentado al publico con la pretensión de ser, por ejemplo, un Goya, lo sea o no. Si aplicamos la analogia a nuestro tema, el experto es el Magisterio.

?Hasta donde llega la infalibilidad?

            Algunos escritores de estos ultimos años han criticado la infalibilidad de la Iglesia como si una Iglesia que pretendiera ser infalible "estrangulara" el pensamiento humano; parecen entender la infalibilidad como algo que pusiera barreras a la verdad - "la verdad puede llegar hasta aqui, y no ir mas allá" - e impidiera cualquier progreso en la ciencia teologica. Algunos criticos aportan una acusación mas explicita, como si un Magisterio infalible pretendiese estar en posesión exclusiva de la verdad, o incluso de estar en posesión de toda la verdad, arrogandose de este modo una cualidad divina.

            La confusión en este punto es notable. La infalibilidad no se refiere a la extensión en la ciencia o en su comprensión, sino sencillamente a la libertad de error en el saber. Se refiere a la certidumbre en cuanto a la verdad y a la exactitud en lo que se enseña y en lo que se cree.

            La infalibilidad no lleva implicita ninguna aseveración de que sea imposible alcanzar mayor comprensión o mejor expresión de una doctrina que haya sido objeto del magisterio infalible. Lo que implica no es que la doctrina haya sido exhaustivamente expresada sino que ha sido verdaderamente expresada. Por eso, la infalibilidad deja el camino totalmente abierto para un ulterior desarrollo de la doctrina, quedando excluido cualquiera "desarrollo" que contradiga lo que ya ha sido infaliblemente enseñado. Pertenece al sentido mas elemental de la teologia saber distinguir, en frase de Newman, lo que es un "desarrollo" de lo que realmente es una corrupción.

            Delata un desconocimiento todavia mayor de lo que es la infalibilidad quien sugiere que la Iglesia, al reclamar ser infalible, cae en la desmedida soberbia de pretender poseer la plenitud de la ciencia divina. Tal plenitud, evidentemente, corresponde tan solo a Dios. Es verdad que la Iglesia participa en la ciencia divina en la medida en que Dios la ha revelado; pero no debe confundirse la Revelación con la infalibilidad. La Revelación comunica una ciencia divina - un Mensaje divino - a la Iglesia, mientras la infalibilidad capacita a la Iglesia para sostener y enseñar esta ciencia sin error: para no transmitir un mensaje equivocado. Por tanto, lo que se ha dado a la Iglesia con el don divino de la infalibilidad, no es ciencia sino certeza: la certeza de que lo que la Iglesia cree es verdadero, porque Cristo está presente y garantiza su verdad [La doctrina de la Santisima Trinidad podria servir para ilustrar este punto. La Iglesia afirma enseñar esta doctrina de modo infalible. En otras palabras, afirma que la doctrina de que hay Tres Personas en un Solo Dios, es ciertamente verdad. La Iglesia nunca ha pretendido comprender o explicar esta doctrina plenamente: ¿quien la puede comprender adecuadamente sino solo Dios?].

            Podemos mencionar aqui otra tesis propuesta por ciertos teólogos: que la infalibilidad de la Iglesia se limita a dogmas de fe. Segun ellos, la Iglesia no posee ningún poder para transmitir una enseñanza infalible en el campo de la moral. La infalibilidad serviria solo para aquello que debe creerse y seria inutil en el terreno de lo que debe hacerse u omitirse.

            Es una tesis que cabria sostener solo en uno de estos dos supuestos: a) que el mensaje de la Salvación trata unicamente de cosas teoricas (sola fides!), no teniendo nada que ver con la practica; b) que aun suponiendo que la practica sea importante, no tenemos ninguna manera de saber con certeza la moralidad de ciertos actos (la contracepción, el aborto, etc.); no tenemos acceso a la Mente de Cristo para saber lo que El piensa de tales actos. Los dos supuestos carecen de fundamento.

            El Señor nunca predicó la salvación por la sola fe. Dió normas morales (cfr. Mat 5:21-22, 27-28; 7:1; Mc 7:21-23; Lc 12:15; Joann 13:34, etc., etc.), insistio en que guardar sus mandamientos es la prueba de amarle (cfr. Jo 14:21; cfr. Mat 7:21), y envio a sus Apostoles a todas las naciones para "enseñarles a observar todo cuanto yo os he mandado" (cfr. Mat 28:19-20).

            Los coetaneos de Cristo acudieron a El para preguntarle su opinión sobre puntos de moralidad: ¿es licito divorciarse o no? (Mat 19:3); ¿es licito pagar el tributo al Cesar o no? (Mc 12:14). Y El dió su opinión. ¿Deberemos creer que El no tiene ninguna opinión - nada que decirnos - ahora en cuanto a la contracepción o al aborto o a la conducta homosexual? La hipotesis de un Cristo que se "ha callado", que siempre nos contesta con un "no comment", carece de sentido para quien recuerda aquellas promesas: "Yo estaré con vosotros siempre... Quien a vosotros oye, a Mi me oye..."

            Pero - a veces se oye la afirmación - la Iglesia de hecho nunca ha definido doctrinas de indole moral. Esto es sencillamente falso. Constantes definiciones de caracter moral se han dado por medio tanto del Magisterio solemne [4] y, de modo particular, del Magisterio ordinario y universal (el cual, volvemos a recordar, es también infalible). A traves de los siglos el Magisterio ordinario de la Iglesia ha definido todo un programa de conducta cristiana, con tal claridad que a nadie le es licito dudar de cual es la Mente de Cristo sobre temas como la estafa, el chantaje, la difamación, la actividad sexual extramarital, la contracepción, la homosexualidad... La Iglesia, en armonia también con las expresiones fuertes de la Escritura (cfr. I Cor 6:9-10; Gal 5:19-21), ha enseñado siempre que tal conducta rompe la comunión con Cristo y, mientras se adhiera deliberadamaente a ella, excluye del Reino de Dios.

NOTAS

[1] El acuerdo sobre este punto de doctrina era eclesialmente unánime. Con la misma claridad lo enseñaba el Magisterio, lo creian los fieles, y lo investigaban los teólogos; antes de 1960, ni un solo teólogo con un minimo de renombre ponia esa doctrina en duda.

[2] Aunque, a mi entender, también podria decirse que esta en juego la infalibilidad papal. Todos los Romanos Pontifices de los tiempos modernos, especialmente a partir de Pio XI, precisamente en su capacidad de maestros de todos los fieles y en una materia importante de moral, han enseñado explicita y repetidamente que la contracepción viola gravemente el sentido y la dignidad de la sexualidad conyugal, y es por tanto un pecado grave contra la ley divina. Carece de valor contestar que las enseñanzas de Pio XI y Pablo VI se hallan presentadas "solamente" en una Enciclica (Casti Connubii y Humanae Vitae), y que normalmente no se emplea una Enciclica para proclamar doctrinas infalibles. El Papa es infalible no cuando emplea un tipo determinado de documento para su magisterio sino cuando, en virtud de su oficio, enseña que una doctrina de fe o de moral ha de creerse por todos los fieles. Esto es lo que Pablo VI hizo explicitamente en la Humanae Vitae. Hay que ponderar bien la fuerza y solemnidad de las palabras con las que presenta su decision: a pesar de los argumentos modernos propuestos en favor de la contracepción, el juicio etico del tema queda sin cambiar: "Nosotros, en virtud del mandato que Cristo nos ha entregado, queremos ofrecer Nuestra contestación a esta serie de graves cuestiones" (HV 6).

[3] El contexto aqui es historico, en el sentido mas concreto. Es el hecho de la Encarnación, y de todo lo que procede de ella (Revelación, Sacramentos, Iglesia...). Si el investigador no trabaja dentro de este contexto historico, no lo hace como cristiano. Los demas puntos de referencia historicos o literarios han de subordinarse totalmente al misterio de Cristo, Hombre y Dios verdadero, y a su Revelación. Para el exegeta, igual que para cualquier teólogo, las primeras cuestiones, y las mas fundamentales, son: ¿creo que Jesucristo es Dios y Salvador de todos los hombres? ¿Acepto su Divinidad - y su Revelación - como punto de partida y de referencia? ¿Acepto que su Mente y su Voluntad me llegan a traves del Magisterio de la Iglesia?

[4] Por ejemplo, el Concilio de Trento enseñó solemnemente que la poligamia esta prohibida por derecho divino (DS 1802/972), y que el matrimonio sacramental consumado es indisoluble (DS 1807/977).